– ¡Hola! Te llamo para saber si venís el domingo próximo a la Jornada de sector.
– ¡Oh! Sabes, con Paco los domingos nos gusta estar con los niños.
– Pero los niños pueden acompañaros, incluso hay guardería; además es una ocasión de encontrar a otros miembros del equipo y del sector, de informarse sobre la vida del Movimiento.
– Sí pero a nosotros nos gusta estar tranquilos y ya sabes en nuestro equipo esa reunión no es nuestro café…
– Es lástima, nos hubiera gustado veros de nuevo, pero dime ¿cómo va vuestro equipo?
– ¡Bien! Estamos muy felices en él, nuestros compañeros son muy simpáticos, nuestro consiliario es estupendo, realmente es un placer encontrarnos cada mes, aunque lo más complicado es encontrar una fecha que le venga bien a todos.
– Pero ¿los otros equipistas vendrán a la reunión del sector?
– ¡Seguro que no! No hemos hablado de la Jornada de sector en el equipo…
Así terminará nuestra indiscreción sobre una conversación telefónica entre dos equipistas amigos, que pertenecen a dos equipos diferentes.
Esto nos lleva a atrevernos a una reflexión: sobre si nuestros equipos no se inclinan a veces a replegarse sobre sí mismos, a vivir en sus burbujas sin preocuparse demasiado de la vida del Movimiento. Ningún equipo está exento de una actitud así a lo largo de su camino.
La no participación del equipo en las propuestas del sector (jornada de inicio de curso, 8 de diciembre, reunión de equipos mixtos, Jornada de sector…) es el primer signo para poner en guardia al responsable de equipo y al hogar de enlace.
Todas las propuestas del sector se hacen para crear lazos tanto humanos como espirituales y para ayudarnos a caminar en nuestro matrimonio.
Los lazos entre equipistas, entre equipos, hay que vitalizarlos ahora más que nunca, pues nuestra sociedad que va hacia un individualismo galopante, modifica nuestro propio comportamiento personal.
Hoy más que ayer se nos pide un esfuerzo para establecer esos lazos.
Cada equipo es único, el lazo entre los equipos que son muy diferentes unos de otros se establecerán dentro del respeto de esas diferencias, con una esperanza: la unidad en Jesucristo.
Esta unidad debemos construirla entre todos, basada en la fe y la búsqueda espiritual; encarnada en nuestras diversidades, nuestras amistades entre equipistas, nuestros intercambios fraternales.
Se comprende entonces que el enlace juega un papel irremplazable. Une a cada equipo con su sector, une cada sector con su región, cada región a su provincia y cada provincia el equipo responsable de la super-región.
De esa manera todos los equipos están enlazados entre ellos y con los responsables del Movimiento, todos al servicio del equipista.
No se puede ser equipo de Nuestra Señora aislado, el Movimiento no es una yuxtaposición de equipos y sería bueno que meditáramos las palabras de S. Pablo (Rm 12, 4-6): “Porque, así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros con diversas funciones, también todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros. Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes.”
Artículo extraído de “LETTRE Nº 176 Editorial END-FRANCE”
y traducido por Enrique Manzanilla y Marisa Blázquez del EMD Barcelona 176.
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